Así es "Futurología Arlt", lo nuevo de Fito Páez
Dos CDs, 22 temas, casi en su totalidad instrumental: el rosarino arriesgó y consiguió una obra maestra conceptual.
El término “obra maestra” data de fines del siglo XIV y no era exclusivo del arte. Se usaba en cualquier profesión u oficio para demostrar el conocimiento de lo que se hacía, lo que permitía posteriormente iniciar una vida libre de cualquier tipo de dependencia tributaria de los maestros. Siete siglos más tarde, la expresión sigue vigente, al igual que lo que encierra. Lo único que se banalizó o precarizó es la palabra “maestro”. Pero Fito Páez nunca la necesitó. Lo que sí precisaba era dejar de ser el sempiterno alumno. Si bien viene preparando el terreno desde hace muchos años, a partir de hoy logró lo que ninguno de sus mentores pudo: publicar un trabajo decididamente conceptual. Está bien, Charly García tiene a La hija de la lágrima, un álbum que requiere de traducción para entenderlo. Sin embargo, tan terrenal como su temple, el rosarino puso en circulación Futurología Arlt, un disco que versa sobre Buenos Aires y su universalidad. Y que además redime a unos de los escritores más mundialmente porteños de la historia: Roberto Arlt.
A todo eso suena lo nuevo de Fito: a Buenos Aires, a tango, a música incidental, a libros, a universo interior y a espacio sideral. Es un disco que también sabe respirar silencios. En la historia de la música popular contemporánea abundan las producciones ambiciosas que no llegaron a nada justamente por eso, porque no comprendieron la trascendencia de algo tan vital como la respiración. Otra cosa en la que suelen fallar estos emprendimientos es en la construcción del relato y más aún si está sustentado en uno ajeno. Si David Bowie se basó en la novela Vile Bodies, de Evelyn Vaugh, para hacer su canción “Aladdin Sane”, Pink Floyd se inspiró en La rebelión en la granja, de George Orwell, a la hora de plasmar su álbum Animals. Más cerca en el tiempo, Rosalía recreó la novela medieval Flamenca (prohibida en el siglo XIII) en esa genialidad titulada El mal querer. Y esos son sólo algunos ejemplos de discos tan geniales que parecen bandas de sonido. En este caso, el músico argentino hace su aporte en esta cruzada literaria al representar fabulosamente Los siete locos, el clásico de Arlt. Nota aquí.
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