“No tengo la menor idea de qué significó esta película para el cine argentino”
A 40 años del estreno de “Últimos días de la víctima” en plena guerra de Malvinas, el director cuenta detalles de la participación de José Pablo Feinmann en el guión y de cómo eludió la censura para plasmar un trama policial ejemplar, reveladora de la época.
El 8 de abril de 1982 se estrenaba en los cines argentinos Últimos días de la víctima, el policial negro de Adolfo Aristarain que cosechó elogios, convivió con la guerra de Malvinas y se convirtió en una pieza fundamental de la filmografía nacional, con referencias a la dictadura que saltearon la censura. ”Estaba clarísimo que el personaje de Federico Luppi era un sicario que estaba pago por los milicos. Había alusiones muy obvias. Hay una escena en la que Luppi estaciona el auto bajo un cartel que decía ‘De uso exclusivo militar’. Nos iban a matar a todos, pero estábamos muy embelesados. Había que jugársela”, recuerda el director de Tiempo de revancha y Martín (Hache).
El impecable guion de la película nació de la primera novela de José Pablo Feinman, pero a diferencia de lo que suele suceder, Aristarain encontró en el escritor a un compañero de escritura lejos del vedettismo y del egoísmo para con su obra, sino que, por el contrario, se pusieron a trabajar de forma mancomunada. ”Fue la única vez que me entendí bien con un novelista. Entendió la premisa primera y principal que fue la de olvidarnos de la novela. Si seguís con ese lenguaje, perdiste. Él se olvidó, tomamos cosas esenciales y por eso pudimos trabajar los dos juntos”, explica el director. Nota aquí.
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