Divididos: la tristeza por la muerte de su manager, el reencuentro con el Quilmes Rock y la sensación de haber encontrado a su baterista definitivo
La banda de Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella cerrará la segunda jornada del Quilmes Rock, el 1 de mayo; será la vuelta de un festival que siempre los tuvo como protagonistas, como en su primera edición y como en 2007, cuando se produjo el reencuentro de los exintegrantes de Sumo.
La respuesta siempre era la misma: “Hablalo con Killing”. Cualquier persona que intentara acercarse al mundo de Divididos, sin importar cuál fuese la propuesta, recibía sin falta la derivación hacia Jorge Castro, el manager que no sólo atendía las necesidades del talento y lidiaba con la cuestión industrial como sus colegas: también funcionaba como muralla entre el entorno y una banda que -al menos en los últimos veinte años- hizo de su intimidad una bandera.
En el universo “dividido”, Killing era omnipresente, por lo que su partida marca otro punto de inflexión en una historia a la que -haciendo honor a su nombre- no le faltan momentos de “antes y después”. De hecho su mismísima fundación implica un corte traumático con el pasado (también dado por un fallecimiento: el de Luca Prodan) y una apuesta a un futuro incierto: acostumbrados a grandes convocatorias con Sumo, Ricardo Mollo y Diego Arnedo se vieron obligados a construir de cero, con el dolor a cuestas, a partir de shows en bares que no superaban las cien personas de aforo. Nota aquí.
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