Tan sólo una llamada en noches así
El consuelo pequeño de una llamada tuya.
Unas palabras sólo. ¿Cómo te encuentras, dime?
¿Está tu corazón abierto y esperando?
¿Me recuerdas aún cuando en las madrugadasrodolf
viene un aire muy frío, con ese sobresalto
que no estremece a nadie ni al eco de mi nombre?
¿Los pájaros aún vuelan al plátano en la plaza,
cuando la tarde, suave, desborda las paredes
y, lejano y oscuro, suena el ruido metálico
de automóviles fríos y campanas de iglesia?
Llamamé, cuéntame si en los negros tugurios
te sirven, todavía, esa copa maldita,
que emborracha las almas y te abre lo boca.
Dime si aún me recuerdas en tus noches salvajes.
Si vendrás a llamarme cuando estés sola y triste
si volverán las citas clandestinas, las calles,
con el asfalto húmedo y la luz de neones.
¿Te acuerdas todavía? ¿Me piensas un momento
cuando hay otros brazos que te empujan al lecho?
¿Es mi nombre siquiera el que roza tus labios?
¿Existo ya? ¿O soy solo ese fugaz relámpago
que te cruza la cara, que deja viejas sombras
en la alcoba? ¿Y sonríes cuando escuchas de pronto
en la radio del coche las canciones más tristes?
Yo ya no espero nada. Casi nada. Tan sólo
el consuelo pequeño de una llamada tuya.
Cuatro palabras sólo que, igual, como si nada,
me digan simplemente: “¿Cómo estás? Te recuerdo”.
Ya ves, yo ni siquiera sabré qué contestarte.
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