Adolfo Pérez Esquivel: el Nobel de la Paz que también es artista
El protagonismo de su militancia por los DD.HH. esconde una obra prolífica, que exhibe ahora, tras 50 años sin llegar a las salas.
“Primero soy artista, después militante”, dice el premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel (Buenos Aires, 1931), y la afirmación puede generar cierta sorpresa. Son conocidos sus murales: el Via Crucis Latinoamericano y Paño Cuaresmal de 1992, el Monumento a los Refugiados, en la sede central de Acnur en Suiza; el Mural de los Pueblos Latinoamericanos en la Catedral de Riobamba, Ecuador; o su escultura en homenaje al Mahatma Gandhi en Barcelona.
Pero más conocida (mucho más) es su militancia. Sin embargo, la muestra Senderos de arte de ayer y de hoy, que inaugura el sábado 2 de julio en el Museo Lucy Mattos de San Isidro con curaduría de Laura Casanovas, revelará hasta qué punto la actividad artística del defensor de los derechos humanos no es menos profunda ni tampoco menos universal que su lucha.
“Lo que se conoce de él es su obra en espacios públicos: murales para distintas instituciones, esculturas públicas que se encuentran en distintos lugares y parques de la memoria. Esta faceta, que siempre lo ha acompañado, ha tenido cierta difusión”, dice a Clarín Cultura horas antes del recorrido para la prensa la curadora Laura Casanovas.
En efecto, Pérez Esquivel se formó en la escuela Manuel Belgrano y en la Universidad Nacional de La Plata y trabajó más de 25 años como profesor de arte en todos los niveles de la enseñanza. Ese recorrido es previo a la internacionalización de su militancia en favor de la no violencia y al premio Nobel de 1980. Nota aquí.
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