Natalia Lafourcade: cómo un disco creado de espaldas al mercado ha conquistado el corazón de la gente
‘De todas las flores’, a la contra de la inmediatez y la ligereza de la música actual, conquista al público por su descarnada verdad.
Hay algunas veces (pocas) que al sistema se le abre una pequeña grieta y por ahí se introduce una luz capaz de abrirse paso entre la maleza y llegar al corazón de la gente. Esa luz se llama De todas las flores, disco firmado por Natalia Lafourcade, un trabajo que da la espalda a las leyes de un mercado musical actual regido por la inmediatez, la centella y los estímulos encadenados.
De todas las flores lleva creciendo poco a poco desde su edición, en octubre de 2022, hasta erigirse en el triunfador de los Grammy Latinos (el sistema) celebrados la semana pasada en Sevilla. Se llevó tres premios. Shakira, Karol G y Bizarrap también cosecharon tres galardones, algunos de ellos compartidos con otros artistas. Lafourcade los consiguió en solitario por un disco hecho a fuego lento durante tres años. Un trabajo sutil, conmovedor, de músicas que no encabezan las listas de las plataformas de escuchas, compuesto por canciones largas (la mitad, media docena, duran más de seis minutos) y que surge de un profundo dolor, el de la protagonista, para, curiosamente, repartir felicidad a todo el que lo escucha.
El día de la entrevista con este diario, el pasado miércoles, Natalia Lafourcade (Ciudad de México, 39 años) se encuentra en Monterrey (México), donde ofrece un nuevo concierto de la gira de este álbum tan especial. Se sienta en un lugar con luz de su habitación de hotel y nos habla por videollamada. “Sí, es un trabajo que no cuadra con lo que se lleva. Me lo comentaban Jorge [Drexler] y Adan [Jodorowsky, productor del álbum] en la gala de los Grammy, que el triunfo había sido una especie de milagro”. Lo es. De todas las flores, que dura una hora y seis minutos y no decae, se abre con una introducción de violín de 1,30 minutos, luego unos acordes de guitarra y hasta el minuto dos no empieza a cantar Lafourcade, para entonar esto: “A este mundo vine solita, solita me voy a morir”. Así de sugerente y raro resulta todo. Nota aquí.
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