ETERNAMENTE, PABLITO
Pablo Milanés, Pablito,
ídolo de los cubanos,
con la guitarra en las manos
Pablo de voz-manuscrito.
Pablo de luz cristalina.
Pablo, entrecalle y esquina
de varias generaciones:
Gracias por tantas canciones
(para el alma, medicina).
“Yo no te pido”, Pablito,
“que me bajes una estrella
azul”, ni que hables con ella
de lo que yo necesito.
Solo te pido —y te invito
a— que vivas mucho más.
Tú nunca abandonarás
—ni hoy ni luego ni después,
señor Pablo Milanés—
El “amplio espacio” en que estás.
Este ídolo que hoy se ve
retando a la muerte terca
“no es perfecto, mas se acerca
a lo que siempre soñé”.
Cantor sentado y de pie.
Hombre de la frente erguida.
Cuídate. Cuídanos. Cuida
todo lo que siempre has sido.
“Te prefiero compartido
antes que vaciar mi vida”.
Te debo una buena parte
de mi infancia-adolescencia.
Te debo la transparencia
en la vida y en el arte.
Y la voz como estandarte.
Y la música que arrulla.
Te debo ser quien no huya,
quien no cede y no se ablanda.
Y el buscar a mi Yolanda
eternamente en la tuya.
Querido Pablo, mejora.
Pablo querido, hazme caso.
Aunque veas el ocaso
mira hacia el sol, hazte aurora.
Querido Pablo, es ahora
cuando más te necesito.
Cuba entera, a todo grito,
con tu voz en la garganta
levanta velas y canta
¡Eternamente, Pablito!
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