Quince años sin Mari Trini, la cantautora que pagó caras las ansias de libertad
Una biografía rehabilita a la autora de ‘Yo no soy esa’, una artista a la que no se le perdonó ni el feminismo ni la discreción con su vida privada.
La escena corresponde a Luces en la noche, un programa de variedades en la afable Televisión Española de 1970. María Trinidad Pérez de Miravete Mille aparece en el centro de la imagen, sentada en una mecedora y sin nadie a su alrededor, como si se aprestara a afrontar un interrogatorio. Y, en efecto, una adusta voz masculina le lanza desde fuera de plano una pregunta envenenada:
– ¿Tu aspecto taciturno es una pose para reforzar la tristeza de tus canciones?
Mari Trini parpadea, entre incómoda y atónita. Aquel verano acaba de cumplir 23 años, ha puesto en circulación su primer álbum, el hermoso Amores, y ya se la conoce por su aplomo y elocuencia en el habla, pero no puede evitar trastabillarse un poco a la hora de responder:
– Yo no tengo aspecto taciturno en absoluto. Creo que eso sois más vosotros, que os habéis empeñado en hacerme una mujer triste, una huérfana, una mujer tétrica. Y os aseguro que no es verdad.
El resto de la entrevista, siempre con omniscientes voces en off de los presentadores, transcurre por derroteros similares. “Llevando tanto tiempo sin que llegue el éxito, ¿no ha tenido deseos de tirar la toalla?”. “¿Te consideras una cantante maldita?”. “¿Algunas de tus nuevas canciones son muy buenas y las anteriores eran muy malas?”. “¿Por qué no sonríes?”. El espacio le va ofreciendo a la cantautora murciana la oportunidad de interpretar hasta siete de las piezas de aquel debut, entre ellas algunas tan indiscutibles como Amores, Un hombre marchó o la libidinosa Cuando me acaricias, pero el tono antipático y hostil del cuestionario es bien elocuente. Mari Trini era una artista precoz, brillante y prolífica que acabaría encadenando 22 álbumes de estudio y giras multitudinarias por España y Latinoamérica, pero desde el primer momento invitaba también a reacciones antipáticas y recelosas. ¿Por qué?. Nota aquí.
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