lunes, febrero 03, 2025

La Esquina de Homero Manzi

 Cafetines de Buenos Aires: la Esquina Homero Manzi, un sitio que tuvo dueños japoneses y donde el tango no descansa

Es Boedo puro. Barrio con historia vinculada a la cultura porteña. No solo pasó por allí el autor del “Malena” sino también Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese, entre otros.

Una aseveración popular sostiene que nada que cambie, de manera constante, su denominación e identidad puede permear en un grupo social. También se dice que para cada regla existe una excepción.

Ubiquémonos ahora en Buenos Aires donde todos nos creemos excepcionales. Pues la esquina noroeste de San Juan y Boedo supo tener, desde 1927, cuatro nombres distintos.

En su primera versión fue El Aeroplano, por el dibujo de un avión en una de las vidrieras. Diez años más tarde, en 1937, el local fue adquirido por los japoneses Azato Eizen y Azato Chosu y el café pasó a llamarse Nippon. Antes de venderlo, los Azato estuvieron al frente del bar durante 11 años. Sus nuevos dueños lo nombraron Canadian. Más tarde fue Homero Manzi. Y, finalmente, desde 2001: Esquina Homero Manzi.

Me detengo unas líneas en la curiosidad de sus propietarios nipones. Existió una gran comunidad japonesa al frente de cafés y bares durante las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, el lugar de procedencia no fue la isla asiática: fue Brasil. Entre el Imperio japonés y la República Federativa del Brasil mantenían convenios de inmigración. En 1908 llegó al puerto de Santos, Brasil, el Kasatu Maru, primer vapor con nikkeis —denominación del emigrante japonés— empleados para trabajar en los cafetales. En unos pocos meses quedó en evidencia que las condiciones de trabajo y el pago no habían sido como se prometió. Fue así que algunos presentaron la renuncia para continuar el descenso continental hacia Buenos Aires.

No encontré información que expliqué por qué la comunidad japonesa se ocupó en bares y cafés. Quizás fuera por el conocimiento que traían sobre cómo tratar los granos de la planta. En los años ‘20, ‘30 y ‘40 los hubo en cantidad y fama en la ciudad. The Japan Bar fue uno de los más conocidos. Abrió en la década de 1920. Estaba en la calle 25 de Mayo 427, entre Corrientes y Lavalle, cuando la actual city financiera ofrecía un perfil cabaretero y portuario. The Japan Bar llegó a contar con más de 50 mozos y con una orquesta conocida como First Class Ladies Orchestra. Los propietarios eran los señores Oshiro y Arakaki.

El Nippon no fue el único café de esa comunidad en Boedo. Sobre la avenida homónima, al 873, casi esquina con el Pasaje San Ignacio, existió el café El Japonés. En sus mesas se reunían los miembros del Grupo Boedo —Barletta, Mariani, Gálvez, Castelnovo, Yunque, Olivari, Cátulo Castillo, los dos Tuñón y Homero Expósito—, bando cuya afinidad ideológica mantenía una disputa intelectual con el Grupo Florida que tenía como base a la Confitería Richmond. El propietario del El Japonés era Motokichi Yamakata uno de los desembarcados del Kasato Maru, en 1908, en costas brasileñas.

Otra gran cantidad de cafés japoneses funcionaron en las barriadas portuarias de La Boca y Barracas. Roberto Arlt en su novela “Los siete locos” hizo célebre al Bar Japonés que quedaba en la esquina de Cerrito y Lavalle, en la vereda demolida por el avance de la avenida 9 de Julio.

A partir de mediados de la década de 1940, con la reconfiguración económica de la Argentina, los integrantes de la colectividad nipona, lentamente, abandonan la actividad gastronómica para abrir tintorerías porque, del mismo origen, eran las máquinas planchadoras.

En ese tránsito, fue que el café Nippon pasó a ser el Canadian. Y eso ocurrió mientras Homero Manzi compuso los inmortales versos del tango “Sur”. Pero no fue Manzi el único tanguero que se sentó a sus mesas. Al listado se suman Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Cátulo Castillo, Sebastián Piana, Julián Centeya, José María Contursi, Roberto Rufino, Argentino Ledesma, Carmen Duval, Tito Reyes y Vicente San Lorenzo. Nota aquí.








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