martes, agosto 12, 2025

Confiteria Zurich

 Cafetines de Buenos Aires: el bar donde Damián Szifron creó “Los Simuladores” y la historia del mozo que conoce a todos sus clientes

Un recorrido por la confitería Zúrich, fundada en 1959. Los detalles de la comodidad de sus sillas y los platos más pedidos.

Sentado en una de las mesas de la confitería Zúrich que mira hacia la plaza, percibo que el barrio de Belgrano sigue respirando un aire pueblerino. En 1855, Valentín Alsina, ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, dispuso por decreto la fundación de un pueblo al que llamó Belgrano. Por entonces, Buenos Aires era un estado independiente separado de la Confederación Argentina presidida por Justo José de Urquiza. Fueron años donde el beneficio obtenido por las rentas que generaba la aduana, al direccionarse solo a los bonaerenses, profundizó los contrastes en infraestructura y servicios entre la ciudad puerto con el interior. Entre otras obras, Buenos Aires construyó la Aduana Taylor, teatros y tendió el primer tramo ferroviario del país. Y también, creó Belgrano.

El origen del barrio de Belgrano

El acto de gobierno de Alsina fue la respuesta al pedido de los vecinos de San José de Flores que reclamaban una división administrativa a su extenso partido. Fue así como el 23 de noviembre de 1855 se le dio nombre a los terrenos ubicados sobre la Calera, el yacimiento explotado en el siglo XVIII por monjes franciscanos y ubicado en la zona de las barrancas, famoso porque servía de referencia como punto medio en el camino a los pagos de San Isidro. El trazado aprobado por el ministro Alsina estaba delimitado por las actuales calles 11 de septiembre, La Pampa, Crámer y Monroe.

La confitería Zúrich abrió un siglo más tarde, en 1959. También en ese año abrió Saint Moritz en Retiro. Curiosa casualidad la apertura de dos confiterías elegantes, en igual período, con nombres de ciudades suizas. ¿Acaso los dueños fueran los mismos? No lo sé. Por lo pronto, en la Argentina, el ministro de economía Álvaro Alsogaray invitaba a la población a pasar el invierno. Bonitos centros invernales, como las confiterías Saint Moritz y Zúrich, abrieron sus puertas para cumplir la consigna. También en 1959 ocurrió la Revolución Cubana. Y, justamente, Zúrich está ubicada en la calle Cuba esquina Echeverría. Digo, como para corroborar, una vez más, que en Buenos Aires todo tiene que ver con todo.

Un mozo como los de antes en la Zúrich

Hoy en la Zúrich el director de escena es Pedro, un veterano mozo de 73 años. Pedro controla toda la dinámica sobre tablas. Es un regocijo verlo moverse con donaire por el salón. Todos los que entran a la confitería lo saludan por su nombre y él responde con igual familiaridad. Entre 1975 y 1987 Pedro trabajó en el café Politeama de Corrientes y Paraná donde entabló relación con toda la colonia artística del Teatro General San Martín. Desde allí pasó a trabajar en la confitería de Belgrano. “Pedro, de Corrientes a Zúrich” podría ser un buen título para una película sobre su vida. En la confitería de Belgrano se reencontró con el actor Héctor Pellegrini, vecino del barrio. También recuerda Pedro los años que Damián szifron pasó jornadas en las mesas de la confitería pergeñando los guiones para la serie Los simuladores. Me llamó la atención la vestimenta de Pedro y el resto del personal. Impecable camisa blanca, chaleco negro y el infaltable moño. Me recordó a mi visita al Petit Colón de un par de semanas atrás. Luego noté que las sillas del salón tienen todas apoyabrazos y están tapizadas en pana de color turquesa. Le comento a Pedro la semejanza con el café de Tribunales y me confirma que el grupo societario que maneja la confitería Zurich es el mismo del Petit Colón, el Café Tabac y el Watson. Acabáramos. La vista hacia la plaza dará pueblo, pero la ambientación que sobresale en el interior de la confitería es de barrio paquetón. Nota aquí.





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