Hay cosas que no se borran, que perduran para siempre, como nuestra amistad, como la canción que le escribistes al " Templo ".
Nos debemos el malbec y ese abrazo eterno en este lado del charco.
Gracias hermano.
Publicadas por Romano a la/s 8:15 a.m.
Etiquetas: El Templo, José Luis Martínez, Manuel Cuesta, Martiniano Arce, Personal
0 comentarios:
Publicar un comentario