No quede por mí
Lo cuento como lo he vivido, ni quito ni pongo. El viernes pasado participé en un curso de verano sobre la cultura y la situación política española. Llegué a la ciudad donde se desarrollaban las sesiones de trabajo el jueves a la caída de la tarde. Después de la cena, los alumnos y los profesores acabamos en un karaoke. Lo mejor de los cursos estivales es que recuperan el trato humano para la pedagogía. La conversación sobre los interminables asuntos de la vida se mantiene fuera de los horarios laborales con una copa en la mano. Incluso con una canción en los labios.
Por el escenario del karaoke fueron desfilando los participantes para cumplir con la exaltación de la noche, cada uno según sus nostalgias, sus deseos y sus habilidades. Hubo quien se acordó de Jeanette para entonar eso de yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así. Otros acudieron a los brazos de Los Panchos para repetir a los cuatro vientos que si tú me dices ven, lo dejo todo. Son hermosas las canciones de amor.Crónica aquí.
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