"Un Bolsonaro puede aparecer en cualquier lugar"
El cantautor barcelonés se reencuentra con uno de los públicos que más apasionadamente ha seguido en los días en los que el nuevo populismo de derechas llega al poder en América Latina
El Nano está en Buenos Aires. La Avenida Corrientes, forrada con carteles de sus «11 conciertos históricos, gira Mediterráneo da capo» en octubre y noviembre. Otros seis fuera de capital: en Rosario, Córdoba, San Juan y Mendoza. El de apertura lo tuvo que cancelar por una laringitis, pero una semana después, en su primera cita porteña, cantó, bailó, habló durante más de dos horas y apenas se le escapó un tosido. El público, que había ido a encontrarse con un viejo amigo, lo arropó enseguida: «Te quiero, Nano», se oyó desde las butacas del Gran Rex.
Quedan tres años para que su álbum bandera, Mediterráneo, cumpla los 50. Pero Serrat, a sus 74, no quiere esperar. Recibe a EL MUNDO en un exclusivo hotel de Recoleta. Le han cambiado su habitación de siempre. «Yo antes vivía en otra», comenta, como quien no se siente extranjero en ningún lugar. Sonríe cuando se le pregunta por ese concierto, una velada con exaltación de cancha y elegancia de gran teatro. «El público argentino siempre es especialmente efusivo», comenta. Nota aquí.
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