La nueva Gran Vía
No es un buen lugar para pasear. O no lo era
Hay algunas manías que detesto sobremanera. Una de ellas es la costumbre que tenemos todos de generalizar a la hora de analizar ciertos comportamientos sociológicos. He escuchado cientos de veces eso de: “la gente joven no lee”, “los adolescentes solo tienen tonterías en la cabeza”, “la poesía es un género minoritario que ni vende ni gusta”.
Sin embargo, tengo la suerte de haber ido a unos cuantos institutos a charlar con los alumnos y allí he descubierto que ese porcentaje mínimo que se desprecia a la hora de hacer ciertas generalizaciones, casualmente (o no), ha sido mayoritario en mis visitas. Me explico: la mayor parte de los alumnos son ávidos lectores cuyas agendas están plagadas de versos y, sin duda y por suerte, son adolescentes preocupados por temas sociales. Eso me hace pensar que el hecho de afirmar categóricamente un comportamiento excluye a todos los que lo incumplen y pueden llegar a cambiarlo. Nota aquí.
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