sábado, enero 05, 2019

Rodolfo Serrano

Una vejez tranquila
No más de cuatro amigos que aún te llaman.
Algunos amores viejos que ya no te recuerdan.
El estremecimiento dudoso en un semáforo
al encontrar de pronto a una mujer hermosa.
Un poema a duras penas esbozado.
El recuerdo de un nombre que aún te mata.
Una tarde perdida en este sol de invierno.
O el insomnio de una cama sin el cuerpo de ella.
Por fin ser invisible y que nadie te mire.
Esa tos de los lunes y el dolor de los martes.
Esperar nada y nada con el reloj parado.
La píldora diaria y visitar el baño a su debido tiempo.
Es lo que llaman -dicen- una vejez tranquila.


0 comentarios: