“Con Sabina se jodió, pero pasa en las mejores familias. Es difícil que todo sea amable en una relación así”
El músico argentino, que presenta nuevo disco, habla del crimen que marcó su vida, de la trilogía en la que anda embarcado, su expulsión de clases de piano, Charly García (“soy lo que soy por él”) y el álbum maldito ‘Enemigos Íntimos’: “Merece un directo al menos”
El 7 de noviembre de 1986 fueron asesinadas en su casa de Rosario Delia Zulema Ramírez, Josefa Páez y Fermina Godoy; las dos primeras, abuela y tía abuela del compositor Fito Páez (Rosario, Argentina, 59 años), y Fermina Godoy, embarazada, asistenta de las dos ancianas. “Eran como dos madres, no tenía a nadie más”, dijo Páez, cuya madre murió cuando él tenía ocho meses y su padre acababa de fallecer meses antes. El cantante, después de destrozar la habitación en la que se encontraba cuando se enteró de la noticia, se refugió en unas playas de Tahití, en el Pacífico Sur, para componer el disco Ciudad de pobres corazones, cuyo tema principal dice: “En esta puta ciudad / todo se incendia y se va. / Matan a pobres corazones / matan a pobres corazones”.
Pregunta. Es un hecho fundamental de su biografía.
Respuesta. Todo duró menos de media hora.
P. Y se puso el foco sobre usted al punto de querer meterlo en medio como si el crimen fuese un ajuste de cuentas. Canta: “No quiero empezar a pensar quién puso la hierba en el viejo cajón”.
R. Un policía colocó un ladrillo de marihuana en un cajón al lado del piano, y mi tío lo vio haciéndolo. En la casa donde fue el asesinato. Mi tío, que era médico forense, entra a la escena y ve como un policía mete la marihuana. “Mirá lo que encontré acá”. Y quisieron hacer eso seguramente para…
P. Involucrarle.
R. Exactamente. Yo estaba en Río de Janeiro. Tuve que quedarme allí porque me buscaban para meterme preso. Pasó una semana hasta que pude llegar a declarar a Rosario. Y esas cosas son cruces de cemento armado que tienes que llevar contigo toda tu vida. Nota aquí.
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