viernes, enero 17, 2025

Gabriel García Márquez

 Historia secreta del “mamotreto”: así escribió Gabriel García Márquez ‘Cien años de soledad’

A lo largo de dos décadas el Premio Nobel colombiano proyectó una ficción sobre la familia Buendía que de inmediato se interpretó como el ‘Moby Dick’ de América Latina.

Es evidente que fueron México y Buenos Aires, las dos grandes ciudades latinoamericanas de los años sesenta, las parteras de la escritura y de la publicación de Cien años de soledad. Se ha especulado sobre la suerte que hubiera corrido la obra magna de García Márquez si esta se hubiera publicado, por ejemplo, en Madrid o en Bogotá. Tal vez la buena estrella de la novela no solo hubiera retrasado su aparición, sino que la rotundidad de su éxito hubiera sido algo distinto.

Por suerte, el escritor estaba seguro de la obra que acaba de escribir hacia mediados de 1966 y sabía que solo Barcelona o Buenos Aires podían darle su consagración. Por eso, meses antes de firmar el contrato que le envió Paco Porrúa de Editorial Sudamericana, el novelista se la había ofrecido a Carlos Barral, quien no le contestó a tiempo por estar en vísperas de vacaciones. De México, que le había brindado el marco idóneo para sentarse a escribirla a mediados de julio del año anterior, ya no podía esperar mayor cosa. Él mismo contaría que durante la escritura de la novela solía hablarles de ella a algunos editores mexicanos y que, a excepción de la pequeña editorial Era, a ninguno se le ocurrió la simple formalidad de leerla siquiera. Cuando en Buenos Aires estalló el escándalo de su publicación por Sudamericana, a partir del 5 de junio de 1967, los mismos editores que lo habían ignorado se precipitaron sobre el escritor en tono recriminatorio: “¿Y por qué no nos diste a nosotros la novela?”. “¡Ah, porque ninguno de ustedes me la pidió!”, se justificaba el escritor.

La seguridad que García Márquez tenía en su novela no era el delirio de un escritor de éxitos minoritarios. Él llevaba ya casi 20 años buscándola en las entrañas de su vida, de su familia, de su pueblo, en el marco de la cultura Caribe y de la historia colombiana, y aprendiendo a escribirla en dos libros de cuentos, en tres novelas y en cientos de reportajes y artículos de prensa. Tan seguro estaba de que algún día alcanzaría esa cumbre, que le había prometido a su flamante esposa, Mercedes Barcha, cuando en marzo de 1958 volaban de Barranquilla a su luna de miel en Caracas, que él, el mayor de los 16 hijos del telegrafista y de la niña bonita de Aracataca, escribiría a los 40 años “la obra maestra” de su vida. Nota aquí.





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