viernes, junio 20, 2025

La Esquinita

 Cafetines de Buenos Aires: el rincón dotado de memorabilia porteña que conserva el aspecto original y donde solo se escucha tango

Entrar a La Esquinita, ubicado en el barrio de Montserrat, es introducirse en una performance en vivo. Primero se llamó Bar Concepció y después Facundito hasta que llegaron, hace 17 años, Julián Méndez y Daniel Cruz, sus actuales propietarios. En cada centímetro cuadrado de las paredes, en los estantes y en el espacio disponible de la barra, hay un objeto que trae el recuerdo de tiempos vividos.

La Esquinita es un altarcito. Quiero decir, si en los cafés de Buenos Aires, en un rinconcito de los estantes detrás de sus barras, se veneran santos religiosos, imágenes paganas, fotos familiares, trofeos de campeonatos de algo y objetos en desuso, entonces el café bar La Esquinita, en su totalidad, es eso.

Según la liturgia de la Iglesia Católica, el altar es una mesa rectangular donde el sacerdote celebra la misa. Pues La Esquinita es un café rectangular. Ocupa la planta baja de un edificio de los años 60 que, en verdad, fue concebido para albergar a dos locales comerciales separados, pero que desde un principio funcionó como uno solo. Y fue un café bar de esquina.

La Esquinita está ubicada en la esquina noreste de la avenida Independencia y Tacuarí. Para muchos ese rincón pertenece a San Telmo. Pues no, es Montserrat. ¿Entonces San Telmo debe estar enfrente, al otro lado de Independencia? Tampoco, esa vereda le corresponde a Constitución. El límite este de San Telmo es la calle Piedras.

La confusión de límites surge porque la construcción de la Avenida 9 de Julio le hizo perder relevancia a los viejos contornos barriales. Mejor dicho parroquiales. Lo explico: en barriología y diversidad cultural, el historiador e investigador Ángel Prignano, revela que “la primera división por barrios de la ciudad de Buenos Aires surgió de la necesidad que tenían los españoles de reprimir el contrabando. Una forma de hacerlo era poner un territorio bien delimitado a cargo de una persona de confianza para que entendiera de celar el modo de vida de los vecinos”.

En 1734 el gobernador Miguel de Salcedo, cuando todavía no éramos Virreinato, creó ocho cuarteles o barrios y designó un comisario en cada uno de ellos. Señala Prignano que “treinta y cinco años después, por Real Cédula del 8 de julio de 1769, quedó oficializada la primera división eclesiástica con la creación de seis parroquias: San Nicolás, El Socorro, La Concepción, Montserrat, La Piedad y Catedral”.

Y fue Vértiz, ya como virrey del flamante Virreinato del Río de la Plata, en 1778, quien organizó administrativamente la ciudad en seis cuarteles cuyos territorios coincidieron con las parroquias mencionadas. De los nombrados, solo San Nicolás y Montserrat mantuvieron sus nombres. Un siglo más tarde de su creación, La Concepción se convirtió en Constitución.

La parroquia Purísima Concepción está ubicada en diagonal a La Esquinita. Según el sitio BA Iglesias, es la más antigua de la ciudad. El proyecto de construcción data de 1727. Finalmente, se inauguró en 1733. En 1740 se celebraron los primeros bautismos y en 1749 se la nombró viceparroquia de la Catedral. El templo que conocemos en la actualidad fue construido en 1862. Y su atrio fue recortado cuando se ensanchó Independencia.

Otro dato histórico significativo tiene que ver con un baldío, lindero a la iglesia, donde luego de la Batalla de Caseros, en 1853, sirvió de escenario de los fusilamientos de Ciriaco Cuitiño —comisario de Policía durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas— y el mazorquero Leandro Antonio Alen, padre de Leandro N. Alem, quien luego cambió la última letra de su apellido para despegarse de ese pasado familiar rosista.

Los cadáveres de ambos militantes del gobierno destituido fueron exhibidos, a modo de ejemplo, en la Plaza de la Concepción, desaparecida como tal con la apertura de la Avenida 9 de julio.

El primer nombre del cafecito de la esquina de Independencia y Tacuarí fue, como correspondía, Bar Concepción. Luego, con su primer cambio de dueño, mutó a Facundito. Los datos los aportó Julián Méndez, quien junto a Daniel Cruz llevan 17 años al frente de La Esquinita. Julián y Daniel fueron quienes renombraron el lugar por última vez. Denominación más ajustada no pudieron encontrar.

La Esquinita abre de lunes a lunes, como le gusta decir a los gastronómicos dejando por sentado el sacrificio religioso que implica operar sus templos para nosotros, los devotos que deambulamos sin horarios en busca de cobijo y consuelo sobre sus mesas que nunca preguntan (Discépolo dixit).

Volví de visita a La Esquinita una mañana de entre semana. Era el turno de Julián, quien me recordó que el edificio que contiene al café fue proyectado originalmente como hotel alojamiento, pero que la presión de la parroquia lo impidió. Y puede ser. La fe católica afirma que María no fue alcanzada por el pecado original. Por lo tanto, los religiosos no iban a aceptar que huéspedes eventuales se alojaran para transgredir el dogma en turnos transitorios. Nota aquí.









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