martes, noviembre 04, 2025

Café Cortazar

 Cafetines de Buenos Aires: el rincón dedicado a Cortázar que es resistencia cultural e invita a sumergirse en el mundo del escritor

Donde Almagro se encuentra con Palermo, en la esquina de Cabrera y Medrano, un café temático en homenaje al padre de los cronopios y las famas ofrece un espacio para eludir la explotación de ofertas gastronómicas modernas y cobijarse en un universo donde la literatura reina junto al café.

En un rincón de la ciudad, en la esquina de Cabrera y Medrano, donde Palermo y Almagro se aproximan hasta la confusión, se encuentra el Café Cortázar. Reducto de porteñidad dedicado en su totalidad al escritor. Abrió en diciembre de 2015. O sea, en un par de meses cumplirá sus primeros diez años de vida. El cafetín ocupa una vieja construcción de 1889 destinada a uso comercial que parece haber cobijado al Cronopio Mayor durante sus años en Buenos Aires.

Café Cortázar es otra creación de Pablo Durán, el gran hacedor de espacios gastronómicos apuntalados en nuestras tradiciones. En este caso, la cabeza del grupo societario buscaba una esquina donde abrir un café literario. Hasta toparse con el antiguo local de Cabrera 3797, Palermo, de milagro en pie antes de que un fama desarrollador inmobiliario pudiera despuntar el vicio de la demolición. Anteriormente en la esquina había funcionado una carnicería, luego una pizzería y también un bar.

Café Cortázar es un café temático. Sí. Pero esto no significa un corset a su propuesta cafetera. No es un museo ni la “Esquina” de nadie. Es un café como su nombre lo indica. Ya saben que los nombres funcionan como declaración de principios. Al decir de sus dueños: “Es un café en el que Julio podría haber estado”. Y el propósito está logrado. Muchos otros homenajeados se hubieran cruzado de vereda al ver lo que hicieron al recordarlos.

¿Y por qué para abrir un café literario se optó por Julio Cortázar? Más allá de sus innegables méritos, su literatura tiene una cercana identificación con las tipologías y costumbres de los habitantes de grandes ciudades. Esos que pueblan sus cafés. Cortázar escribe historias urbanas protagonizadas por cronopios, famas y esperanzas. Todos personajes citadinos.

Yendo a visitar el Café Cortázar tampoco pude escapar al recuerdo de Rayuela y los cruces de Horacio Oliveira —protagonista de la novela— de un lado al otro del río Sena para encontrarse con La Maga. “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, dice Oliveira. La frase es recordada en la carta del lugar. La Avenida Córdoba viene a representar el cauce vehicular que separa dos orillas. Similar a lo que ocurre con el Sena en París. De un lado de la ribera está Palermo. La otra es Almagro. Y las dos son muy Buenos Aires. Nota aquí.






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