Ahora, yo
Con esta paz de ver pasar las nubes
mientras pienso ya en nada y los gorriones
picotean saltando en mis zapatos.
Quisiera dedicarme a lo de siempre,
a soñar con escapadas a países
que no están en los mapas conocidos,
más allá de dragones y de monstruos.
Me perdería por viejas ciudades
con plazas silenciosas y con calles
que huelan a café y a cigarrillos,
y tengan las esquinas como labios.
Caminaría, lento, por sus parques,
entraría a los cafés y a las tabernas,
miraría por todas sus ventanas
buscando un viejo amor, una sonrisa.
Esta es la vida, la vida que hoy añoro,
buscar esos sencillos paraísos,
y hallar en la nostalgia mi pasado,
el olvido de un tiempo —nunca mío—
Y, luego, ya más tarde, cuando venga
la noche a reclamarme, pueda entonces
dormirme con el alma en su recuerdo
y navegar su piel eternamente.

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