domingo, diciembre 07, 2025

Rodolfo Serrano

 Este bar

Algunas veces sueño con un bar como este,
con el sol del invierno entrando por la puerta,
acariciando, leve, la cristalera. Y barra
con los cuatro clientes —heroica resistencia—
que guardan, impasibles, el recuerdo del tiempo.
Y una dulce tristeza invadiéndolo todo.
Y un camarero amable y esta quietud de iglesia
con dioses que perdonan todos nuestros pecados.
Y una cerveza fría como alma de banquero.
Entonces te das cuenta de que toda tu vida
es tan solo un instante. Y sueñas paraisos
con ángeles que ofrecen la manzana prohibida
en un Edén que es solo una luz de neón.
En un bar como este, las horas son pavesas
y por el aire suena una música extraña,
esa pasión fugaz de un cuerpo en la derrota.
La añoranza lejana de la piel del recuerdo.
Por eso invoco ahora el asilo en sagrado
de los bares, refugio para huir de las sombras.
(En la ventana brilla el sol como ascua de oro).
Foto de Raul Cancio.



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