jueves, junio 11, 2020

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway o la multiplicación de los peces

El milagro literario de algunos escritores es que, al margen de lo que publicaron en vida, consiguen alimentar a una multitud de lectores con materiales inéditos. La obra del Premio Nobel de Literatura sigue creciendo con la aparición recurrente de cuentos de su autoría. La revista estadounidense The New Yorker acaba de publicar “Pursuit as Happiness”, un relato autobiográfico que transcurre en un pueblo de la costa cubana, una travesía emparentada con El viejo y el mar. 
El misterio de lo indecible es un gran golpe pagano al exceso de racionalidad. Pero hay otros golpes tanto o más sorprendentes. La multiplicación de los peces tal vez sea el milagro literario de algunos escritores que, al margen de lo que publicaron en vida, consiguen alimentar a toda una multitud de lectores con materiales inéditos. Como si estuvieran escribiendo más allá de la muerte. La obra de Ernest Hemingway (1899-1961), Premio Nobel de Literatura, sigue creciendo con la aparición recurrente de cuentos de su autoría. La revista estadounidense The New Yorker publicó “Pursuit as Happiness” (cuya traducción literal sería “búsqueda como felicidad” o “persecución como felicidad”), un relato autobiográfico que transcurre en un pueblo de la costa cubana, una travesía emparentada con El viejo y el mar, breve y bellísima novela con la que ganó el Premio Pulitzer (1953). El protagonista del relato inédito, llamado Ernest Hemingway, pesca marlines que luego regala a los lugareños. Hasta que un día emerge del agua un pez enorme que se convierte en una obsesión: “Quiero que atrapemos al maldito marlín más grande que jamás haya nadado en el océano”. Nota aquí.


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