Cada tierra tiene su Eliseo
El músico y cantante Eliseo Parra publica ‘Cantar y batir’, un trabajo fascinante de vanguardia musical construido con mimbres rítmicos ancestrales.
Toda civilización se configura en torno a una imágenes compartidas colectivamente, una manera de ver el mundo que manda la diversidad de cada civilización, al menos así lo explica Mary Beard en uno de sus más recientes trabajos. Ahondando más en esta reflexión, cabría añadir que toda civilización también se configura en torno a unos sonidos compartidos colectivamente. El verso permanece, pero solemos olvidar el timbre del poeta y el pasado parece volverse mudo para los oídos inexpertos. Quizá en un futuro, arqueólogos e historiadores concluyan que las civilizaciones mueren cuando el pasado pierde la voz, cuando los músicos y los trovadores rompen la cadena invisible que une a cada pueblo con sus raíces.
El tiempo con sus caprichos, borra éxitos y construye el canon clásico de cada momento histórico. En cien años, además de todos calvos, la gran mayoría de la música, la literatura o de las series contemporáneas serán olvido, no quedando más rastro de ellas que en un efímero listado de curiosidades de algún especialista en bagatelas. De lo poco seguro que tiene el futuro es que se seguirá escuchando la música de Eliseo Parra, aunque su nombre se borre, porque estos sonidos forman parte de ese hilo rojo que conecta a los seres humanos con sus antepasados. En este tiempo de rupturas, la música es uno de los últimos anclajes a una forma de vida ancestral que hunde sus raíces en milenios atrás, cuando las gentes empezaron a cultivar la tierra. Un legado que estamos a punto de perder, si no lo hemos perdido ya. Nota aquí.
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