lunes, mayo 03, 2021

Miguel Ríos

 “Deberíamos haber luchado para tener una especie de ejército de salvación de la tercera edad”

Dijo adiós al mercado discográfico hace diez años, pero ha seguido de gira y hoy prepara el regreso con un nuevo disco del que ya ha adelantado dos canciones que demuestran que, para hablar de la actualidad, nadie mejor que alguien que lleva décadas viviendo en ella.

Uno es del Madrid cuando se le ve de lejos la cara de cabreo. Cuando se hace la siguiente entrevista, el Real Madrid estaba a una hora de jugar en Kiev frente al Shakhtar Donetsk (los blancos cayeron 2 a 0) y Miguel Ríos (Granada, 1944) no quería perderse el partido (al final, se perdió una parte). Ahora Miguel sale poco de casa y cuando lo hace es para ir a los estudios Black Betty de José Nortes, donde ha grabado los temas de su próximo disco con The Black Betty Trio (José Nortes, Edu Ortega, Luis Prado y Txetxu Altube). “De pronto tenemos hábitos que no conocíamos y podíamos tener. Podemos estar sin salir a la calle al menos una semana. Es acojonante”, dice con asomobro. A sus 77 años, sigue sorprendiéndose como un niño.

Se sabe que Miguel Ríos es un tío que va a perdurar cuando el mismísimo Raphael se viste de negro para cantar el Bienvenidos en el Viña del Mar. Sucedió en 1987, y a esas alturas de la película, al granadino Mike Ríos ya se le había rendido pleitesía en la plaza toros de México Distrito Federal. ¿Cómo puede decirle Miguel Ríos a su público que se iba a retirar? Lo intentó con el Bye, bye Ríos del 2010, pero acaba de regresar en 2020 con El blues de la tercera edad.

Está visto que una canción como Año 2000 (Look at that light) [Esta es la era de Mister Chip/Micro ordenador de tu porvenir/Que por lo pronto te quita el curro/Además de ser tu ficha sin fin], publicada en 1981, no ha perdido vigencia. Siempre he querido volverla a cantar, pero es que es de las pocas canciones que tiene fecha de caducidad, precisamente por el enunciado del propio título: Año 2000. En el 2001 ya no puedes. He estado intentando buscar la posibilidad de adaptarla, pero el corsé de la melodía es tan estricto que no te permite más que el 2.000 o el 3.000. La escribí porque había leído La tercera ola, de Alvin Toffler, que hablaba de todos estos conceptos cuando nos preguntábamos qué iba a pasar en el año 2000. Claro, lo que yo escribo en la canción son todos finales abiertos: “Un mundo feliz, un lugar de terror... Simplemente no habrá... vida en el planeta”. Siempre me ha gustado escribir –y hacía tiempo que lo estaba haciendo– canciones con un poco de sentido futurista, con un poco de ficción, de anticipación... Ahora, a la velocidad que va todo, las predicciones son terribles, pero tenemos que hacer algo para que no se cumplan, como dice mi amigo [Iñaki] Gabilondo. Nota aquí.



0 comentarios: