“Hay una cantidad de prejuicios y desinformación muy grande sobre el conflicto entre Israel y Palestina”
El músico celebra dos décadas de carrera con ‘Canciones para una urgencia’, un disco donde versiona sus grandes éxitos acompañado de otros artistas y amigos.
Marwán (Madrid, 1979) celebra dos décadas de música con Canciones para una urgencia, un disco donde versiona sus grandes éxitos acompañado de otros artistas y amigos. De padre palestino, ofrece una guía de lecturas para comprender el conflicto.
Canciones para una urgencia es una celebración de 20 años de carrera. ¿Qué balance hace de su trayectoria? El balance es maravilloso a pesar de que también he tenido mis angustias y mis quebraderos de cabeza porque las carreras artísticas no son fáciles. Pero esta carrera musical está siendo el viaje de mi vida. Es una maravilla vivir de hacer canciones, viajar con ellas por el mundo y compartirlas con miles de personas. Me siento muy afortunado por conocer tantos lugares, tantas personas y tantos estados emocionales gracias a las canciones.
Además de los colaboradores con los que cuenta en este disco, ¿con qué artista, de cualquier lugar y época, le habría gustado colaborar? Imagínate con Stevie Wonder en la época de la Motown o Michael Jackson. Con Kurt Cobain, en el Seattle de los noventa también hubiera sido tremendo. Pero con realmente, siempre he soñado compartir canción con Sabina y Serrat. Son nuestros dioses.
¿Cuándo supo que se dedicaría a la música? Fue en 2007. En esa época alternaba mi vida de músico con mi trabajo de profesor de Educación Física. Un día me dijeron que me cambiaban de puesto y que daría clase en secundaria, de 12 a 16 años. Mis alumnos anteriores habían sido de 18, 20, 22. Fui un día y al siguiente, lo dejé para siempre. Lo mío era la música
¿Cuál ha sido el mejor elogio que ha escuchado de su trabajo? Tras sacar mi disco anterior, El viejo boxeador, Buenafuente dijo en su programa con Berto que yo iba a ser una leyenda de la música en español. Fue acojonante.
¿Y el más extravagante? No fue un elogio a mi trabajo, sino a mí. Una chica me grito “¡Guapo!” en medio de un concierto y otra soltó: “¡No! ¡Exótico!”. Eso me llegó, me definía a la perfección. (Risas). Nota aquí.
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