jueves, octubre 26, 2023

Zahara

  "Enseñar las tetas en el escenario sigue siendo revolucionario"

La cantautora que suscitó las iras de los sectores conservadores con su disco Puta reflexiona en un documental sobre lo que supuso una performance que estos días llega a su fin.

"El 12 de agosto de 2021 volvía a casa en tren. Una mujer estaba sentada a mi lado mirando en su móvil una foto de una virgen con una banda de Puta, solo que la virgen no era virgen y la puta era yo". Si tuviera que definir el momento exacto en que todo se le fue de las manos, Zahara elegiría ese viaje junto a su hijo. El día anterior, su imagen había saltado a todos los telediarios y ahora estaba también ahí, a su lado, en un móvil cualquiera. Cualquiera podía reconocerla. Se había convertido en "la cantautora que ha ofendido a la virgen".

La chispa había prendido seis meses antes, cuando vació por completo su conciencia en Merichane y desató #YoEstabaAhí, la mayor oleada de denuncias de acoso y abuso sexual hasta el #SeAcabó que han motivado las futbolistas de la selección española tras el caso Rubiales. Pero la bomba final, la que reventaría la imagen angelical de la ubetense a ritmo de electrónica y perreo hasta el suelo en paños menores, ésa llegaría un año después, en el verano de 2022. Y en ese lapso de tiempo pasó de todo.

Zahara no ha soñado esta noche y eso es raro. Raro, para bien. "Hacía mucho tiempo que no dormía tan profundamente", reconoce mientras prepara café en el apartamento que hace las veces de oficina de su sello discográfico G.O.Z.Z. Records. Queda menos de una semana para cerrar la gira más importante de su vida, también la más exigente, y su cuerpo lo sabe.

Como cierre de ciclo antes de un parón necesario, la artista acomete una doble traca final formulada en negativo: un tema hasta ahora reservado al directo, Esto no es una canción política, y un documental, Esto no es un documental, disponible en YouTube, en el que resume la profecía autocumplida en que se convirtió su álbum Puta y que arranca con un mensaje para sí misma: "Hola Zahara, soy Zahara y si estás viendo esto es que estás muerta".

La que está llamada a morir, o al menos a desaparecer por un tiempo, es la Zahara enfurecida y salvaje que movía el culo embutido en medias de rejilla despotricando contra todo sobre una base de sintetizador, la que cantaba a voz en grito las injusticias a las que se veían sometidas ella y sus congéneres, la liberada, la rabiosa. También la política, diga lo que diga el título de su nuevo single. "La gente termina de sudar, de bailar, de pegarse la fiesta y de repente, piensa: 'Espera, que esta mujer me está hablando de violaciones, de violencia machista'", explica, "no hay nada más poderoso que conseguir que el público interiorice un mensaje desde el cuerpo, y no desde la mente". Nota aquí.



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