Viaje a las entrañas del poeta de las máscaras
El museo, dedicado a preservar y divulgar la obra de uno de los autores más originales e influyentes de la literatura del siglo XX, participará de la programación cultural que traerá Lisboa a la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires como ciudad invitada de honor. A fines de abril se inaugurará una gran exposición concebida en torno al Libro de desasosiego.
Desde Lisboa
La luz de Lisboa parece condensar “todos los sueños del mundo”, como diría el poeta portugués. Las siete colinas sobre las que se erige la ciudad configuran la forma de una concha; el sol se refleja en el río Tajo y se derrama sobre los valles. Los destellos del paisaje, los frentes de colores rosas, amarillos y ocres y los azulejos que recubren algunos edificios, se aquerencian en las retinas. En la calle Coelho da Rocha 16, en el aristocrático barrio Campo de Ourique, se distingue el blanco edificio que alberga la Casa Fernando Pessoa, un departamento donde vivió de 1920 a 1935. El corazón de este museo, dedicado a preservar y divulgar la obra de uno de los autores más originales e influyentes de la literatura del siglo XX, que desplegó una hermandad de heterónimos (Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis, entre otros), es la biblioteca privada de Pessoa, integrada por 1.300 títulos, más de la mitad en inglés, que fue declarada Patrimonio Nacional de Portugal.
La Casa de Fernando Pessoa --que participará de la programación cultural que traerá Lisboa a la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires como ciudad invitada de honor-- está preparando una gran exposición concebida en torno al Libro de desasosiego, que se inauguará a fines de abril.
Tres ejes temáticos organizan el guion de este museo, que fue inaugurado en Lisboa 1993 y luego de una remodelación reciente ofrece también sistema braille delante de las obras y lenguaje de señas: los heterónimos, esos autores ficticios en los que se desdobló Pessoa para proyectar distintas facetas de su estilo literario; la biblioteca particular y la reconstrucción del departamento donde vivió, con muebles originales, objetos personales y diversos documentos. Los pies ascienden por la estrecha escalera de la memoria y a tientas, entre la música de los pasos propios y ajenos, recuerda unos versos del poema “Tabaquería”, del heterónimo Álvaro de Campos: “Hoy estoy vencido, como si supiese la verdad./ Hoy estoy lúcido, como si me fuera a morir, y no tuviese más hermandad con las cosas”. La directora de la Casa Pessoa tiene la danza clásica tatuada en el movimiento de sus manos; habla y los dedos dibujan en el aire una coreografía elegante y fluida. Clara Riso confirma que “la biblioteca que perteneció a Pessoa, los libros que compró, recibió de amigos, leyó y anotó, son el mayor tesoro de este espacio que suscita preguntas como: ¿qué libros leyó Pessoa?, ¿qué autores eligió?, ¿cómo se pueden ver sus marcas en la escritura?”. Nota aquí.
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