EN LA PENUMBRA EL OLVIDO
Subiré cuesta arriba
no importa si en ello dejo media vida 
no me importa la piedra 
si arrastra cuesta abajo al propio Sísifo
observo el final del camino
allí donde acaba la calle 
donde se hace patente el olvido 
llega hasta mi estancia la penumbra
la tarde se hace oscuridad 
los objetos
los cuadros en las paredes
los libros 
hasta el mismo bosque
desaparecen 
se difuminan como manchas de tinta
en la blancura de la memoria 
que yace echada y consabida
en el claustro anterior cuando todo era pues profecía 
adivinanza de aconteceres  vivos 
oigo el rumor mortecino del silencio
como si en mis oídos cobrara vida la noche herida
me aprieta el pañuelo en la garganta 
se hace realidad la noche desabrida 
hay un momento para el grito nocturno 
sin escapatoria
un ay que rompe todo lo anterior sabido 
ahí están las sombras 
no iré a preguntarles a qué han venido 
porque ya sé que esta noche soy pasto del olvido.

 
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