Anochece en la Aldea
Una urraca cruza la vieja carretera.
A lo lejos los cerros, oscuros por las nubes,
traen el frío cercano del arroyo ya helado.
que envuelve el pueblo entero en soledad y humo.
Un esquilón se escucha en la tarde plomiza
y en la iglesia los rezos al dios del sufrimiento
se deshacen, oscuros, entre los viejos muros,
mientras vierte la noche su tinta y se derrama
como un mar primigenio, silencioso y oscuro.
Ni un cuerpo por la calle ni en los cielos un alma.
una triste farola alumbrando el vacío,
ese futuro apenas esbozado en mañana,
en un mañana huero que se muere en la noche.
(Y deja por la plaza una dulce tristeza)
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