Paco Roca rompe los límites del cómic con las fosas comunes del franquismo
‘El abismo del olvido’, del dibujante valenciano y Rodrigo Terrasa, se convierte en un fenómeno editorial con una visión cruda y emotiva de la memoria histórica y las víctimas de la represión.
Llueve en Puçol. Hace frío. Son las cuatro de la tarde y Pepica Celda ha pasado la mañana en casa, acatarrada. Tiene ya 92 años, y no sale mucho. Se ha instalado la cama en el salón para que todo sea más fácil. Abre la puerta de la calle con una sonrisa. Al otro lado esperan Paco Roca y Rodrigo Terrasa, los autores de El abismo del olvido (Astiberri), la novela gráfica que la ha convertido en un personaje de cómic. A ella, a su madre, a su hermana. A su padre, fusilado en 1940 por el régimen de Franco. Al enterrador de su padre. Y a los arqueólogos que la ayudaron a sacarlo hace una década de la fosa común del cementerio de Paterna (Valencia) en la que fue enterrado junto a más de 200 personas, la 126. Es la más grande de la Comunidad Valenciana. La llaman “la fosa de la Tierra” porque la mayoría de los condenados a muerte que fueron a parar allí, asesinados entre el 27 de agosto y el 14 de septiembre de 1940, eran agricultores. Como José Celda.
Es la primera vez que los autores se encuentran con la protagonista de su obra desde que se publicó. Pepica, alta, ojos verdes, notable retranca y una memoria extraordinaria cuando recuerda el pasado remoto, se sienta en el sofá de su salón con el cómic entre las manos, casi acariciándolo.
—Lo he leído un sinfín de veces ya. A veces entero, a veces una miradita solo. No hay día que no recuerde lo que se cuenta aquí, ¿podéis creerlo? Para mí sacar a mi padre de esa fosa era muy importante. Estaba mal enterrado. El que no ha pasado por esto no sabe lo que es. Mi padre lo era todo para mí. Un labrador, un buen hombre que trabajaba con las manos y que murió fusilado sin haber hecho nada malo. Y, encima, con la guerra ya acabada. Yo necesitaba enterrarlo junto a mi madre, necesitaba que quedara en paz. Por eso me empeñé tanto hasta que lo conseguí. Esto no tiene nada que ver con el odio ni con la venganza. Tiene que ver con que era mi padre y mi obligación era darle una sepultura digna. Nota aquí.
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