TARDE
Llego tarde,
como casi siempre,
a los últimos brindis.
Llego tarde a las horas,
a los versos
modernos de amor,
que no hablan de ti,
ni de mí,
ni de nadie.
Llego tarde a las canciones vacías, inocuas,
esas de cuyo ritmo no quiero acordarme.
Tarde,
como la prisa llega a la muerte,
como la espina a la carne.
Tarde,
después de estos años,
al extraño ranking de héroes de ilusión intacta.
Tarde para ejercer de dios,
para creer en ti,
para seguir la corriente.
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