VALS VIENÉS
Y sonaba en la noche la voz de Leonard Cohen,
profunda, llena de humo y ginebra,
dura y terrosa. En tu honor, Federico
lamentando las balas que a todos nos hirieron
tan repetidas veces..
Querido Federico, prohibido Federico.
De noche asesinado Federico...
Ya no bailas el vals de tu delirio blanco
ni corren los caballos desbocados
por las praderas verdes de tus versos.
En Viena y en Berlin, en Dresde y en Varsovia
morirían, sin remedio, tus pequeñas damas
en otro infernal vals de bombas y cañones.
"Toma este vals con la boca cerrada.
Toma este vals de quebrada cintura".
Y sostenías el verso
Con la pasión de un joven encendido
abrasado de amor.
Nunca nos perctamos cuán necesario eras
en las noches inciertas de amores temerosos.
Loco Federico, ingenuo creyente en los hombres.
"Toma este vals que se muere en mis brazos.
Toma este vals del “Te quiero siempre”.
Tu boca sin embargo nunca estará cerrada
ni morirá ese vals que Leonard revive
adornando tus versos con música de fuego,
de nieve, mar y sueños de un mundo diferente.
El músico poeta abraza cada instante
al poeta sutil del verso herido
por la eterna barbarie contraria al pensamiento.
Sin orillas el río, sin conciencia los hombres
seguimos sin poder bailar en paz.
"Toma este vals que ha estado muriendo durante años.
Toma este vals, toma este vals.
Es tuyo ahora. Es todo lo que hay".
Gracias a los dos, desde estos años tristes
donde tantos “te quiero” tan pronto se vacían
y los valses ya son sólo mentira
Parece ser que nunca aprenderemos
-qué pena Federico y Leonard Cohen-
a darnos ese abrazo que nos llene de luz.
"Ay, ay, ay, ay...."
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