Fito, su Novela, y los misterios del amor
Con un nuevo álbum (colorido y delirante) como una muy buena excusa, en esta conversación Fito Páez muestra lo que ocupa su cabeza y su corazón cuando mira al pasado y le apuesta a la esperanza, a pesar de los pesares.
Más que con otro mundo, Novela abre con una dimensión paralela, desconocida hasta ahora, un espacio en el que Fito Páez ha trabajado durante décadas dando vida a los lugares y personajes más retorcidos de su larga carrera. Una academia de brujería en la que no se respeta ningún sentido de la simetría, no hay sillas ni camas porque el descanso no existe, no hace falta. Allí, los alimentos “no se ingieren, se imaginan”, y ningún objeto se parece a los que conocemos en la Tierra. Allí hay camellos con cabezas de teléfono y cíborgs medievales.
Rectitud Martirius, férrea e implacable rectora de esta institución, impone el examen más difícil: “La formación de un romance perfecto en parajes lejanos”. El problema es que sus alumnos no imaginan lo que puede ocurrir cuando se juega con el amor.
El tiempo pasa, como ha pasado desde que el rosarino empezó a crear todo esto, y el Circo Beat llega a nuestra dimensión, a un pueblecito argentino, después de atravesar un agujero negro, en contra de la fuerza de gravedad más poderosa del universo, y ese circo es “un antiguo organismo pleno de viejas historias y rencillas de todo tipo”. Se acerca a la vida misma, y se ubica cerca de un “prostíbulo bienhechor”.
Entonces, ocurre una tragedia, y los testigos distorsionan el recuerdo tal como cualquiera deforma su propia historia para encontrar asideros que le salven la vida, aunque queden heridas, rencores y cabos sueltos, esas cosas que también dan forma a la vida.
Y dejamos ahí, porque es mejor entrar en Novela, en la magia de esto (que durante tantos años circuló extraoficialmente como un demo, como un bootleg), y hablar con su creador para entenderlo mejor, aunque él no vaya a darnos nada masticado.
Fito, empezaste a trabajar en Novela hace ya más de 30 años…
Sí, en realidad fue en el 88. Fue en paralelo con Ey!, me acuerdo. Yo necesitaba sacarme el fantasma de Ciudad de pobres corazones, que es un disco maldito que hubiera preferido no escribir. Entonces, empecé a juguetear, y apareció Ey!, pero en paralelo a la composición estaba haciendo Novela, que después se puso en paralelo con la hechura de Tercer mundo, y después se puso en paralelo con todos los discos que seguí haciendo, porque duró muchos años, precisamente porque la idea era poder filmar una película también.
Vos debes recordar o saber del modelo de Quadrophenia de The Who, que era contar una historia con canciones y en la tapa del álbum meter al oyente a través de una lectura previa de un texto. Townshend contaba un poco el contexto donde sucedía la historia entre los mods y los rockers en la Inglaterra de esos años, y termina siendo una fotografía de la clase media inglesa.
El formato me interesaba en esos años, contar una historia dentro de un álbum, pero con personajes y ubicar al oyente con fotografías o dibujos en el lugar donde va a suceder todo. Entonces, tomando ese modelo, inicié la composición y la escritura de un guion en paralelo; todo se iba modificando a medida que iba escribiendo también. Aparecieron muchos amigos que ayudaron y aportaron a esto o a lo otro. Para resumirte, porque es larguísima la historia, de las 12 canciones originales quedaron solo cinco en el álbum y compuse las otras 17 en abril del año pasado.
Claro, ese es un punto importante…
El material más grande lo hice el año pasado. Siempre en el marco de las piezas que decidí que eran fundamentales para contar la historia de aquellos años, porque había algo ahí de una pureza increíble. De las que quedaron no toqué una sola coma del texto ni de la música; solo rearreglé el arreglo de cuerda que tenía en el 88, ahora es otro, o rearmonicé alguna canción, pero te diría que están casi todas igual.
¿Cómo fue encontrarte con eso que habías hecho a los veintitantos? ¿Cómo fue el reencuentro con ese material?
No fue nada sorprendente, porque todo el tiempo estaba revisando los materiales, los grababa de vuelta, los investigaba, agregaba una canción más para ver si funcionaba, probaba cosas. Siempre estás revisando mucho material; la tarea del músico es estar encerrado en una casa, en un laboratorio. Entonces, no fue, “¡Mira esto que estaba ahí escondido!”, no. Siempre fue un proyecto que estuvo cerca, solo necesitaba mucho tiempo para realizarlo, y por otro lado, también una especie de espacio de libertad real. Acá necesitaba una gran cuerda, necesitaba que grabáramos todos juntos, necesitaba hacer mucha tarea de escritura de orquesta y de grabar, para después pasarlo a papel. Había que hacer mucho laboratorio, y para eso necesitas tiempo y dinero, no es así no más… Tomé la decisión y Sony me apoyó con todo.
Hay una cosa que me llama mucho la atención, y es encontrar que el Circo Beat es un concepto del 88. Cuéntame un poco sobre eso, por favor.
Lo que terminó llamándose ‘Circo Beat’ en Circo Beat se llamaba ‘As de póker’ y era el circo que estaba dentro de Novela. Pero como veía que Novela no avanzaba, ‘As de poker’ pasó a ser ‘Circo Beat’, que fue una canción maravillosa. Ahora el ‘Circo Beat’ es el circo de la historia y está en Novela. El otro día le contaba a un colega que me preguntaba por el proceso de Novela, de tantos años, y yo decía algo que me resulta de lo más natural, y es que hay cosas, músicas, proyectos que están allí hace muchos años y que, en un momento, por algún motivo u otro, necesitan salir, y vos también necesitás soltarlo.
Me había pasado con Confiá (2010). Me acuerdo que fui a grabar el álbum, y no tenía nada, tenía solo ocho compases de aquí, 16 de allá, una idea para una letra… esta canción ‘Confíá’ terminada entera sin letra, que es dificilísima la métrica de la melodía. Finalmente, me voy a este lugar, a Córdoba, a un hotel, me llevo una veintena de músicos, técnicos, y nos vamos con unos generadores de sonido, una consola, y yo no tenía nada… Finalmente, el álbum apareció y la letra de esa canción maravillosa apareció, y se llamó ‘Confiá’, porque la experiencia se trató de confiar.
Entonces, también vivir las cosas hace que le des vida a esas músicas, a esas palabras en algún momento, un poco más tarde, pero todo lo que hacemos tiene que ver con el tiempo. A eso voy, y que eso no tiene que asustarle a nadie. Todo está “enreverado” en la materia del tiempo, y [hay que] tener la paciencia para saber cuándo eso tiene que ver la luz. Que no te gane la ansiedad, no tiene que existir el déficit de atención, al contrario, tenés que estar muy atento a ver cuándo aparece esto sí, esto no… estar atento en otra dimensión, ¿viste? Es ahora, no es en otro momento, y tener la certeza de que así sea. Llegar a esa certeza con los años, es una sensación muy bonita. Nota aquí.
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