CARTA A ÉL
Sé que tu mundo parece que se derrumba.
Que el gris tapia estos días extraños;
que el horizonte se curva en forma de tristeza malherida.
Que los pilares de la vida se resquebrajan, de repente;
que se disipa el ánimo en la niebla de lo cotidiano.
Sé que tu mirada anhela faros.
Luces que calmen tus ojos,
esos que destilan rabia e interrogan los míos en busca de respuestas que no auguren deriva.
No creas que no lo hago,
desterrar, me refiero, a invisibles fantasmas que alguna vez me atormentan.
No sentirme culpable por remover tus cimientos,
por demoler el muro construido hace años.
Sé que no es justo.
Nada lo es, ni tan siquiera lo parece.
Porque hay en la guerra una paz inerte, que florecerá radiante.
Pero no es el momento de abandonar los naufragios.
Como tampoco lo es utilizar la metralla para justificar la pena.
Hoy, tan solo puedo ofrecerte un pequeño rescoldo de una hoguera primera.
Una brasa que traiga esperanza y futuro, a tu decepción tan clara.
Sé que ahora, tal vez, esto no te consuele.
Pero sé que el mañana,
deshará esta carta en pequeños fragmentos que se lleve la lluvia.
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