Un día luminoso.
Dios está azul —como escribió el poeta—.
En las calles, la gente
bebiéndose la vida, el sol, a tragos.
Es la felicidad. El mundo, el cielo, el aire.
En el metro, hoy, una muchacha
—guapa, por cierto—
me sonríe…
y me cede su asiento,
muy amable, ya ves.
(Maldita sea).
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