Cafetines de Buenos Aires: Los Amigos, un tesoro de más de medio siglo escondido en la zona de Tribunales
Antes de la virtualidad de la pandemia por las calles cercanas al Palacio de Justicia caminaban miles de personas y los bares recibían parte de esa afluencia. La virtualidad alejó clientes pero hay lugares que siguen en la pelea.
En 1825 abrió en Buenos Aires un café en el número 7 de la calle Victoria, actual Hipólito Yrigoyen. Frente a la, por entonces, Plaza del Fuerte. Es curiosa la ubicación. La progresión numérica dice que la vereda impar es la derecha y la par es la izquierda. Entonces, si el cero se ubicaba en la calle Balcarce —la orilla del río llegaba hasta la actual Av. Paseo Colón— ¿El local quedaba en la plaza?. No, es probable que al ser Victoria una calle edificada de un solo lado, la numeración corriera para pares e impares. O que la ordenanza municipal no fuera la misma que hoy usamos. El dato cafetero lo obtuve de Jorge Bossio, el autor del libro “Los Cafés de Buenos Aires del siglo XX”.
Cuenta Bossio que el flamante café pertenecía al italiano Victorio Furno y que su inauguración fue un fracaso de convocatoria. No fue nadie. Por esos días había llegado al Río de la Plata la noticia de que Bernardo de Monteagudo había sido asesinado en Lima, Perú. Monteagudo había nacido en Tucumán en 1789, año de la Revolución Francesa. Era de origen afroamericano. Cursó estudios en la Universidad de Chuquisaca donde participó, en 1809, de la primera revolución libertaria que fue ferozmente reprimida. Lo llevaba en su carta natal. Monteagudo estuvo preso en Chuquisaca, pero huyó y se instaló en Buenos Aires. Aquí fue director de La Gaceta y fundó el periódico “Mártir o Libre”. Su influencia política y revolucionaria en la asamblea del Año XIII lo llenó de enemigos y se exilió en Europa. En 1817 volvió, pero no se detuvo en una Buenos Aires en permanente estado de tensión. Siguió viaje rumbo a Mendoza y se unió a José de San Martín. Nota aquí.
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