Leyendo a Machado
Don Antonio, las cosas no han cambiado.
Sigue la misma sed del hombre malo,
la sombra de Caín va por los campos
de la misma Castilla. Y esta España
continúa dividida como entonces.
Hoy, don Antonio, los mismos colegiales,
el hombre del casino provinciano,
y pronto volverá don Guido jaranero
como un trueno, don Antonio, a los altares.
Tantos años después y todo sigue
en la misma tristeza. Y olmos secos
siguen aún abiertos por el rayo.
Releo en esta noche en que se cumple
el triste aniversario de su muerte
la letra de ese mundo que pervive
por encima del humo y la ceniza.
Y no está todo en paz. Están los hombres
al lado del camino. Y no sabemos
para qué sirve el vaso ni la sed.
La verdad, don Antonio, la del otro,
sigue siendo verdad, mas ya no es nuestra.
Esta noche confieso que aún me queda
una leve esperanza, la del niño
que sueña con caballos de cartón,
aunque el hastío o el hambre, don Antonio,
retumbe en el vacío de la cabeza.
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