Yo que viví rendida
en otros cuerpos,
que hice de doblar
sus pieles,
mi tarea doméstica favorita,
que no sentí miedo,
al bañarme de otras
bocas,
sabiéndome el abastecimiento
a muy poco.
Yo que hubiese asumido con
gusto el riesgo,
de correr buscando un
beso húmedo más.
Hoy le doy gracias al
tiempo sin nostalgia,
porque regalé los pespuntes
de mis lunares sin temor,
y los pitillos del descanso
con esmero.
Me comí la vida tan de frente,
hice tanto lo que se olía mi
instinto,
que en esta cuarentena,
en mi partida,
se acaban de colocar
todas mi cartas.
en otros cuerpos,
que hice de doblar
sus pieles,
mi tarea doméstica favorita,
que no sentí miedo,
al bañarme de otras
bocas,
sabiéndome el abastecimiento
a muy poco.
Yo que hubiese asumido con
gusto el riesgo,
de correr buscando un
beso húmedo más.
Hoy le doy gracias al
tiempo sin nostalgia,
porque regalé los pespuntes
de mis lunares sin temor,
y los pitillos del descanso
con esmero.
Me comí la vida tan de frente,
hice tanto lo que se olía mi
instinto,
que en esta cuarentena,
en mi partida,
se acaban de colocar
todas mi cartas.
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