Viernes. Cuánto duele no hacer la ruta habitual, los vinitos, los amigos.
Os pongo un poema relacionado con esta costumbre:
El último de la cuadrilla
Se va al rincón de siempre y no es lo mismo.
Ya no conoce a nadie. La taberna
le parece más fría y más oscura.
Hace ya mucho tiempo que dejaron
los amigos de asomarse a las esquinas.
Algunos ya no están. Y algunos otros
no se atreven a salir hasta la calle.
Ya no conoce a nadie. La taberna
le parece más fría y más oscura.
Hace ya mucho tiempo que dejaron
los amigos de asomarse a las esquinas.
Algunos ya no están. Y algunos otros
no se atreven a salir hasta la calle.
Cada día le cuesta más trabajo
andar de bar en bar. Y ni siquiera
se atreve ya a fumar. Mira aburrido,
al calor del vinito, a otros clientes
que beben, como él, todo el silencio.
andar de bar en bar. Y ni siquiera
se atreve ya a fumar. Mira aburrido,
al calor del vinito, a otros clientes
que beben, como él, todo el silencio.
Echa de menos bromas y sentencias
que el más pesado de todos le decía.
Y las miradas nostálgicas de Pombo
a esas muchachas tiernas que dejaban
al paso aquel perfume de agua y tierra.
que el más pesado de todos le decía.
Y las miradas nostálgicas de Pombo
a esas muchachas tiernas que dejaban
al paso aquel perfume de agua y tierra.
La vida es otra cosa. Hay ya poco
que pueda distraerle. Y hasta el vino
le parece más agrio y más canalla.
Habrá hoy que recogerse más temprano.
Será el frío de este invierno que no acaba.
O, tal vez, solamente este cansancio
que siente más profundo y que le mata.
que pueda distraerle. Y hasta el vino
le parece más agrio y más canalla.
Habrá hoy que recogerse más temprano.
Será el frío de este invierno que no acaba.
O, tal vez, solamente este cansancio
que siente más profundo y que le mata.
Son los bares, sin duda, que han cambiado,
que ya no serán nunca el paraíso,
el refugio de todos los dolores.
que ya no serán nunca el paraíso,
el refugio de todos los dolores.
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