domingo, septiembre 06, 2020

Rodolfo Serrano

Encuentro

Ese rostro me trae 
recuerdos del pasado. 
Se me acerca, 
lejano y tan extraño, ya no es
el rostro aquel que me mataba
en las tardes de alcohol, hace mil años.

El tiempo nos deshace 
la carne y embellece el recuerdo.
Esos labios, Dios mío, donde beber la vida,
la luz de aquellos ojos,
aquella piel de lluvia.
Y el pobre cuerpo mío
vencido ya y enfermo 
que se yergue un instante en un esfuerzo inútil.

Al cruzarnos, alguno de los dos se detiene,
y mentimos, felices de habernos conocido. 
Ella dice sonriendo que no he cambiado nada. 
Yo le contesto, amable, 
que está tan guapa y joven 
como lo ha estado siempre.
Hablamos de pavadas, de lejanos amigos.
Prometemos llamarnos y con cualquier pretexto
-un compromiso previo, una cita-,nos vamos 
educados y tristes, sin volver la cabeza.


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