lunes, diciembre 21, 2020

Víctor Alfaro

 Víctor nos cuenta por Facebook.

Apenas un chavalín,
no tenía veinte años,
un estudiante de Historia
que ya era adicto a la radio.
Empecé en el instituto
con Doña Hitos Hurtado
pasándome los recreos
aprendiendo y locutando.
Llegó Onda Imefe después
con Quique y Rafael Manso,
gracias al Ayuntamiento
por seis meses fui becado.
Y así llegué a Radio SOL,
2003, era por Mayo,
¡no lo podía creer!
¡un contrato de trabajo!
Qué vería Juanma Gómez
en el tímido muchacho
que se sentó tan nervioso
en su imponente despacho.
Pero el caso es que empecé
y me sentía encantado
con enormes compañeros
que no soltaron mi mano.
Entrevistas y programas,
mi cabeza imaginando
campañas publicitarias
para llegar siempre alto.
Con oyentes cada día,
horas y horas charlando,
entre cariño y canciones,
en eventos, en teatros,
clientes que eran amigos,
y en mil galas presentando.
Son tantas las experiencias
que yo ahora estoy recordando,
que me resulta imposible
no sentirme afortunado.
Solo puedo dar las gracias
a los que por mi apostaron.
Más todo tiene su fin
y yo aquí debo explicarlo.
Radio SOL nos dice adiós
en estos tiempos tan malos.
No cumplirá por muy poco
sus primeros veinte años.
Todos sabemos muy bien
que allá por el mes de marzo
nos golpeó con dureza
un virus triste y malvado.
Aunque intentamos salir,
desde arriba no apoyaron.
Me duele en el corazón
cada oyente abandonado.
Oyentes que son familia,
incluso amigos cercanos,
familias, niños pequeños,
trabajadores, ancianos,
gente a las que Radio SOL
rodeaba con su abrazo.
Os pido perdón a todos
porque no lo hemos logrado.
Mis compañeros y yo
os juro que hemos luchado,
pero esta vez fue Goliat
quien finalmente ha ganado.
Yo soy un tío optimista,
no os quiero llevar a engaño,
no sé vivir sin micrófono,
ni sin un estudio al lado.
La vida da muchas vueltas,
no hay que vivir enfadado,
una ventana se abre
si una puerta está cerrando.
Mi amigo Lennon decía
que la vida está pasando
mientras te pierdes en planes
que te tienen ocupado.
Hay que pasar a la acción,
hay que soñar fuerte y claro,
hay que confiar en uno
y en los que tienes al lado.
Me llevo un millón de amigos,
compañeros como hermanos,
zarzuelas, canción de autor,
pasadobles, bolerazos,
artistas maravillosos
que están ahí apoyando,
la ilusión del chavalín
de tan solo veinte años
que era estudiante de Historia
y ya era adicto a la radio.




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