Murió Enrique Symns, el escritor y periodista "de este sitio inmundo"
El creador de la mítica Cerdos y Peces fue un irreverente que dio cabida a la marginalidad cuando nadie lo hacía. Monologuista en los comienzos de los Redondos, fue un ícono del under en los 80 y 90. Sufrió progresivos problemas de salud agravados en los últimos años por una diabetes.
Esto escribió hace dos años Enrique Symns: "Mi cuerpo, como la madera seca y crujiente de un viejo barco, está muy cerca de reposar en la última orilla." Con un texto de belleza triste se despedía de su existencia y de sus lectores. La frase es la primera oración del editorial de una edición especial de la mítica Cerdos & Peces, que retornó por tan sólo un número en febrero de 2021. El periodista y escritor murió este jueves a los 77 años. Será recordado como el último maldito; una pluma irreverente y transgresora que dio cabida a la marginalidad cuando nadie lo hacía. Como referente de un tipo de periodismo que en su momento rompió las reglas y del que quedan tan sólo destellos, homenajes.
El de Enrique fue un final anunciado. Aquella editorial, publicada hace tanto, lo prueba. Se sabía que venía mal hacía tiempo. El fundador de la Cerdos fue monologuista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y exponente del periodismo gonzo en el país. Una diabetes "salvaje" --la textual es suya-- que le fue diagnosticada en el verano de 2001 lo castigó durante todos estos años. Los excesos --cocaína, alcohol-- no ayudaron. No habrá velatorio. Su muerte la confirmó el periodista Sebastián Duarte, amigo de él. Quienes lo conocían bien cuentan que físicamente estaba muy mal, aunque seguía lúcido y afilado verbalmente.
En una entrevista con Revista NaN, en 2011, republicada por Revista Cítrica, contaba a esta cronista y a Facundo Gari que lo habían llevado "de prepo" al hospital --en 2001-- después de que estuviera vomitando durante 24 horas. "Antes tenía una verdad, una certeza. Que estar extraviado era el mejor camino. Un hombre extraviado siempre está iluminado, guiado por los abismos de su inconsciente, por las estrellas del infinito cosmos que es uno mismo. Siempre, en los peores momentos de mi vida, dentro de la cárcel, a punto de pegarme un tiro o cuando una mujer me abandonó, salí de esa vida y empecé a tener otra. Tuve muchas. Pero esta vez parece que se hubiera acabado." Contó que quería morir a los gritos, como su padre, que murió en una plaza, escapando de que lo llevaran al hospital. Enrique también murió en su ley. En su casa. Se resistía a ir al hospital aunque fuera nomás para que lo revisaran. Terminó sus días postrado en la cama, mirando series. Nota aquí.
0 comentarios:
Publicar un comentario