La lengua, la cultura y el mestizaje
En el Congreso de La Lengua de Cádiz reflexionamos sobre la identidad global del español en una época en la que conviene tomarse en serio los nombres, los pronombres y las personas del verbo y el lugar que ocupan.
Si la poesía es un modo de preguntar sobre el yo y la identidad, no puede extrañarnos que la palabra madre aparezca con frecuencia en la orilla de un regreso: “Madre, me voy mañana a Santiago, / a mojarme en tu bendición y en tu llanto. / Acomodando estoy mis desengaños y el rosado / de llaga de mis falsos trajines”, escribió el poeta peruano César Vallejo. Los trajines suelen ser falsos si nos han mantenido alejados del lugar en el que nuestra lengua nos trajo al mundo. Frente al sentimiento maternal, es una tentación cargar las causas del desarraigo en la autoridad paterna de las realidades: “El mar. La mar / El mar. ¡Sólo la mar! / ¿Por qué me trajiste, padre a la ciudad?”. Nota aquí.
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