La belleza de la semana: “La Gran Vía”, de Antonio López
El representante del realismo español muestra su mirada única de la Gran Vía de Madrid, que pintó durante siete años.
En el trasfondo del bullicio urbano, Antonio López García, pintor y escultor español, ha plasmado su visión única de la Gran Vía de Madrid. Durante muchos veranos, a la misma hora y desde el mismo punto, López se sumergió en la tarea de representar esta emblemática arteria madrileña. En una entrevista, el artista expresó su deseo de capturar la escena desde la perspectiva del peatón, destacando la conexión profunda de este lugar con aquellos que por allí transitan y, a su vez, con su propia llegada a Madrid desde su pueblo natal.
López confesó en la misma entrevista no estar seguro de por qué madrugaba durante meses para acercarse a la Gran Vía. Sin embargo, afirmó que algo en ese espacio lo atraía de manera inexplicable. La elección de pintar durante las primeras horas del día buscaba despojar la escena del ajetreo característico, ofreciendo así una representación más serena y pura de este icónico rincón madrileño.
Antonio López García nació el 6 de enero de 1936 en Tomelloso, Ciudad Real. Hijo mayor de labradores acomodados, desde temprana edad, mostró una inclinación hacia el dibujo, influenciado, en parte, por su tío, el pintor Antonio López Torres. Esta temprana vocación y las influencias familiares lo encaminaron hacia una carrera dedicada a la pintura.
En 1949, se trasladó a Madrid para preparar su ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se vinculó con otros artistas notables, con quienes conformó lo que se conocería como la Escuela madrileña. Permaneció allí entre 1950 y 1955 y luego fue becado por el Ministerio de Educación para viajar a Italia en 1955, donde experimentó una transformación al confrontar las obras maestras italianas del Renacimiento. Nota aquí.
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