viernes, marzo 14, 2025

Cristina Banegas & Graciela Camino

 Cristina Banegas y Graciela Camino hablan de "La bala de plata"

La puesta está basada en la correspondencia entre John William Cooke y Juan Domingo Perón sobre la clase obrera, la liberación nacional y el propio peronismo.

Apodado “el bebe” por haber sido el diputado más joven de la bancada peronista, John William Cooke fue una figura central del llamado peronismo de izquierda hasta su muerte en 1968. Tras su derrocamiento en 1955, Juan Domingo Perón lo consideró “el único jefe para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas”. Fue por ese motivo que Cooke mantuvo con el líder una nutrida correspondencia en la que expuso su pensamiento sobre el rol de la clase obrera, la liberación nacional y el propio movimiento peronista, temas sobre los cuales no siempre logró a coincidir con el General. Progresivamente, Cooke fue tomando conciencia de la heterogeneidad del movimiento peronista y sus críticas fueron en aumento hasta que, una vez producida la Revolución Cubana de 1959, radicalizó aún más su posición profundizando sus ideas sobre el socialismo y la revolución. Sobre esta correspondencia que Perón y Cooke mantuvieron a lo largo de 10 años, se está presentando en El Excéntrico de la 18º (Lerma 420) La bala de plata, “una intervención político-poética“ a cargo de las actrices Cristina Banegas y Karina Elsztein bajo la dirección de Graciela Camino, también autora de la selección y edición de más de un centenar de las cartas escritas, en este caso, entre 1957 y 1964.

En el recorte que ofrece el espectáculo de ese intercambio epistolar puede medirse con claridad el arco que marcó la relación entre ambos políticos. Los dos comienzan coincidiendo en la coordinación de la resistencia, en la eficacia del sabotaje, el boicot a las compras y al consumo, la destrucción de las líneas telefónicas y telegráficas, los rumores, la baja de producción y el desgano, la desobediencia civil, el no pago de los impuestos. ”Es lo que Tato Pavlovsky llamaba micropolíticas”, recuerdan Camino y Banegas. Ya en tiempos de Frondizi, Cooke le dice a Perón que “el drama argentino es un merengue decorativo que sería útil si adentro de la torta hubiese una bomba”, tras lo cual reclama pasar de la resistencia a la ofensiva. “Y a partir de ahí, Perón le dirá gracias por todo”, coinciden ambas entrevistadas, aludiendo a la toma de distancia del General respecto de las posiciones cada vez más radicalizadas de Cooke, quien hasta le sugiere que se mude a Cuba y abandone la España de Franco.

El proyecto había nacido en 2014, cuando Camino estaba al frente del Ciclo Pasillo en el CCK. Horacio Gonzalez iba a leer las cartas (por esta razón el espectáculo está dedicado a él), y también habían sido convocados Norman Briski, Pompeyo Audivert y Ricardo Bartís para participar de una experiencia que nunca llegó a tomar un formato definitivo. El montaje actual lleva este nombre porque, según explica la directora y autora, “en el mito, la bala de plata es la que mata al lobizón porque es la más efectiva y preciada". "Pensamos que este diálogo es una bala de plata que pudo haber sido utilizada y que la condensación entre estos dos hombres pudo haber cambiado la historia”.

-¿Cómo es esta "intervención poético político"?

Graciela Camino: -La llamamos así porque sabíamos que no tendría la estructura de una obra convencional pero tampoco sería una simple lectura. Es una intervención para hacer en cualquier espacio. Ya la hicimos en Gerli, en Wilde y en la ciudad de Avellaneda, entre otros lugares, siempre en espacios no convencionales.

Cristina Banegas: -Y también en el Teatro Argentino de La Plata. Pero por las características que tiene La bala…, la hicimos con la gente ubicada sobre el escenario de la sala Piazzolla.

-¿Cuál es tu apuesta actoral en este trabajo?

C.B.: -Yo hago de Perón. (Sonríe) Hace tiempo que quería hacerlo. Años atrás, cuando en la librería Gandhi leí Perón en Caracas, de Leónidas Lamborghini, noté que me había salido una voz que me remitía al fantasma de Perón.

G.C.: -Cristina siempre dijo que quería hacer la voz de Perón. Entonces nos pareció que Cooke también tendría que ser una mujer. Karina Elsztein aporta una presencia contundente. Y el ensamble entre ambas resultó muy poderoso.

C.B.: -Uso un mameluco negro, grande, me peino tirante para atrás con Lord Cheseline y muchas horquillas y me pongo en la cara una base clara para que me dé un aspecto espectral.

G.C.: -Podríamos decir que tanto la voz como su comportamiento escénico nos lleva a pensar en lo esencial de Perón, en su fantasma.

C.B.: -Por eso es muy importante el uso de la amplificación, porque le da un volumen a la palabra que la coloca en un lugar ficcional y le da una trascendencia auditiva. Nota aquí.



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