AROMA DE ÁRBOL
Fueron muchas lunas empujando el columpio de la vida,
muchos soles templando huesos en las playas,
muchos astros en las sombras,
y algunas raíces arañando suelo a dos manos para sembrar una casa de usos y costumbres, viejos caminos de amaneceres y ocasos.
Por eso ya no estoy para inciertas odiseas
ni para ensayar nuevos cantos.
Fíjate en mi piel cuarteada,
en mi andar curvado,
en mis hojas blancas,
en mi aroma
de árbol.
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