Ismael Serrano: la familia argentina, su defensa de Lali Espósito y por qué cuando le pasan una guitarra nunca canta una canción suya
El español actuará este sábado 29 en el Movistar Arena con una orquesta sinfónica de 40 integrantes.
Cómo mantener las amistades de toda la vida y seguir siendo fan y yendo a conciertos.
De nacionalidad española, pero con un pedacito de su corazón en la Argentina, el cantante Ismael Serrano aterriza nuevamente en el país para presentar un espectáculo con música sinfónica sobre gran parte de su obra sonora, con la que cosechó éxito y clamor de multitudes.
No es novedad que el artista madrileño de 51 años sienta tanta cercanía por Buenos Aires: su esposa es porteña y gran parte de la cultura local influyó no sólo desde que conoció a Jimena Ruiz Echazú, cantante y actriz, sino también desde la historia, tanto musical como sociopolítica, que siempre estuvieron cerca en su vida, ya sea desde el interés que mamó de sus padres por el tango y el folclore, o bien por consustanciarse con las etapas políticas de la Argentina y que él estudió en la facultad.
Es que Ismael Serrano es un cantor al que se lo ha calificado como de protesta: un trovador cuyas letras son la base de su propuesta, aunque nunca se quedó quieto si de búsquedas musicales se trataron en su extensa trayectoria, en la que cuenta con acercamientos a estilos tradicionales de países latinoamericanos, aunque además se atrevió al jazz o al blues. Y ahora a lo sinfónico: actuará el próximo sábado 29 de marzo en el Movistar Arena. Y en abril, los días 5 en Montevideo, 12 en Córdoba y 26 en Rosario.
Es un miércoles soleado en Palermo. La zona se encuentra complicada por el tránsito de mitad de semana. Y el bar, pese a ser media tarde, está repleto en la esquina de Salvador y Costa Rica, el lugar de la cita.
Tras brindar con dos copas con agua mineral, el músico se entusiasma con esta visita bien al sur del continente sudamericano.
“Lo que traemos es una producción muy compleja. Son 40 músicos en escena. Y a cada país al que viajamos, convocamos músicos locales: todos microfoneados. Lo bueno es que los artistas de música clásica enseguida leen los pentagramas y encajan en la obra; de todos modos, existen matices, ensayamos dos días y a tocar; el rol del director es primordial”, detalla Serrano puntillosamente sobre cómo es la gira actual.
Una idea que nació en Buenos Aires
Otro aspecto importante de su obra con filarmónicas lo remonta de nuevo a Buenos Aires. “Habíamos tocado en el Teatro Colón, a partir de eso se me ocurrió que había que seguir en sintonía. Y el disco lo terminamos grabando aquí. Traté de establecer un equilibrio entre los temas más pedidos por el público y los de mis últimos discos, los que llevo en el corazón”, se explaya.
Sin embargo, esta apuesta musical y superadora de lo orquestal en su larga obra no es una novedad: Serrano no sólo se movió dentro del formato canción dentro de la carrera profesional: también buceó en el blues y el jazz y, principalmente, dentro del los folclores latinos: ritmos y sonidos que lo apasionan
“Eso tuvo que ver con la música que se escuchaba en casa. Papá era fanático de Roberto Goyeneche. Contaba con una cinta abierta con grabaciones de Atahualpa Yupanqui. El tango y el folclore eran comunes, las canciones tradicionales, además de libros de Pablo Neruda, Mario Benedetti y Julio Cortázar”, rememora con agrado.
Más allá de que su primera escuela musical y literaria fue dentro de la casa de sus padres cuando él aún era jovencito, las cuestiones ideológicas se afianzaron en tiempos de la universidad, cuando cursó Ciencias Físicas.
“La facultad fue un ámbito académico, ideológico y sentimental. Además, donde uno se hace las preguntas y encuentra las respuestas. En 1989 se cayó el muro de Berlín y se derrumbaron ideas de nuestros padres. Nosotros encontramos, entonces, nuestras respuestas propias”, analiza.
Pero no termina ahí: “Yo viví los tiempos de la antiglobalización, muy atravesados por lo ideológico. Mis amigos y compañeros estaban en la misma que yo. Es toda gente que se dedicó a la investigación. Y esos siguen siendo amigos míos y de mis hermanos, que son periodista y médico. O sea, compartimos amistades”.
Otro tema que él defiende con uñas y dientes es poder separar al artista del ser humano común y corriente: “Yo hablo de lo cotidiano, lo que me emociona, lo que me toca vivir. La popularidad no me impidió salir a la calle, caminarla. Nunca me sentí asediado. Creo que mi reto es poder contarla inmerso en la realidad”, describe. Nota aquí.
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