ATAHUALPA YUPANQUI ENTREVISTADO POR ALFREDO ZITARROSA
"Hoy por hoy, don Atahualpa Yupanqui es uno de los más controvertidos creadores populares del Río de la Plata. Porque vive en París, porque está viejo, porque "uno cree que no cambia y que cambian los demás". Lo mismo que sería imposible remover una montaña sin demolerla, la historia de sus "renuncias", de su "envidia", de su "malhumor", de su "divismo", tan larga ya como reiterada y mejorada en cada tramo por sus detractores de ayer y de hoy, no ha bastado para abrir siquiera una fisura de su bien ganada fama mundial y permanente. La fama en el caso de don Atahualpa abarca significados más hondos, sobrevive a innumerables contingencias a lo largo de cincuenta años de canto y guitarra campesinos, que ocupan en su voz y por gracia de su sensibilidad casi todo lo que va del siglo. Don Atahualpa es un hombre cercado, desde hace mucho, principalmente por su notoriedad, que no ha sabido superar. No nació para lucir smoking y animar la fiesta, firmar autógrafos, recibir aplausos. No goza con eso, no puede. Nació para crear, con humildad y obstinación; para elegir con certeza, entre todas las canciones posibles, la más bella, la más honda para la mayoría, la más antigua, la menos suya. Los que amamos su arte y los que no, los que amamos su integridad de arista y los que siempre van a encontrar en el payador perseguido un peronista, un mal poeta, un comunista renegado o cualquier otra cosa que puedan despreciar, odiar u olvidar sin recato, especialmente los cantores, somos culpables de su soledad. Hoy, allá en París, lejos de su hijo, de sus caballos de andar, lejos del piano que supo tener, esa soledad que él no pudo aborrecer y que le ayudamos a tejer en su torno, lo envuelve como un capullo seco, apenas traslúcido. El Atahualpa de hoy difícilmente hablará bien de nadie o de sí mismo. Estará siempre a la defensiva. Incurrirá en vanidad o será injusto, aun hablando de la justicia o de la vanidad, esa deformación. Nota aquí.
0 comentarios:
Publicar un comentario