“Cantando entro en trance”
La cantante y compositora, tan desconocida para muchos como adorada por sus devotos, descubrió su poder para emocionar a los 12 años y confiesa vivir en eterna carne viva desde entonces
Este verano, en el Kursaal de San Sebastián, en un momento dado de su primer concierto después de los tres meses de confinamiento, Silvia Pérez Cruz se acurrucó bajo el piano del músico Marco Mezquida y siguió cantando. Lo que pudiera parecer un numerito de la artista, tiene una explicación más compleja y más sencilla. “Me lo pidió el cuerpo. Fue como quien se va a dormir a su caracola. Estaba ahí, protegida, pensando ‘aquí me siento a salvo’. Para mí la música es mi casa y la echaba en falta. Cuanto canto entiendo el mundo”. Lo cuenta en la frialdad de la sala del hotel del Madrid confinado donde hablamos, enmascarilladas ambas a dos metros de distancia la una de la otra, y entra una en calor solo de ver aguársele los ojos.
¿Cómo se vive ‘en’ la música?
No conozco otro sitio. Serrat dice que la carrera empieza en el primer bolo que cobras. Para mí empezó cuando entendí que necesitaba cantar, a los 12 años, cantando con mi padre en una tasca. Nota aquí.
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