EL SUEÑO
Cuando llega la fecha
marcada en el reverso de la vida,
la de caducidad de la esperanza,
necesito decirte tantas cosas...
Esa fecha, amor mío, que me dice
que hay que tirarla al cubo, aunque parezca
que aún podría ser aprovechable
y me la beba en una de esas noches
que encuentro la nevera desolada,
a riesgo de enfermar de algo muy serio.
Necesito decirte que fue hermoso
despertar cada día con tu nombre,
ser una adolescente al menos por un rato,
resucitar antiguas emociones,
que volviera a alumbrarme algún destello,
un sentimiento dulce entre mi carne rota .
Yo sé que aquí se muere
una historia que no llegó a nacer,
que a partir de ahora mismo ya no podré salvarme
acudiendo a tu imagen guardada en la memoria,
que volverá lo cierto, lo tangible,
la desnuda verdad sin horizonte.
Mi sueño está cansado de soñarse
una noche tras otra, escuchando la lluvia
o llenando el silencio de canciones
que nunca oímos juntos.
Es un sueño gastado por el uso,
está lleno de arrugas y le duelen los huesos.
Porque también los sueños envejecen.
Y un día de repente se nos marchan
y nos dejan más tristes y más solos.
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